Cada año, en ocasión del solsticio de verano, en Yulin (provincia china de Guangxi), tiene lugar el Dog Meat Festival, el festival del horror. Durante este horrible festival, miles de perros y gatos son asesinados y comidos sin piedad.
De hecho, el consumo de carne de perro en China tiene una tradición de siglos de antigüedad y sin embargo, este festival asqueroso, tiene lugar desde hace un tiempo relativamente reciente, es decir, desde 2010. Han sido algunos vendedores en proponer este tipo de festival y también han recibido el apoyo de las autoridades locales, el objetivo: atraer turistas y promover el consumo de carne de perro.
La mayoría de los perros son mascotas que han sido robadas a las familias porque, según sus creencias bárbaras, "los perros felices hacen bien, traen virilidad y felicidad".
Los perros los colocan en jaulas muy estrechas, hacen largos viajes sin comida ni agua, muchos aún tienen el collar.
Estas criaturas inocentes son hervidas vivas, como en la peor película de terror.
El agua, "recomiendan", debe estar baja, para cocinar al perro muy lentamente, porque "debe morir en 20 minutos", según ellos es necesario para que la adrenalina producida por el terror haga que su carne sea sabrosa, tierna y dulce
Y este triste final no solo lo hacen miles de perros, sino también gatos.
Cada año, muchos activistas de diferentes partes del mundo van a Yulin para intentar salvar la mayor cantidad de perros posible. También hay activistas chinos y es que hay que decirlo, la mayoría de los chinos nunca han comido un perro en su vida y, de hecho, un proverbio chino dice “再穷不杀看门狗、再饿不吃耕地牛” “子不嫌母丑,狗不嫌家贫”, que traducido sería algo así como que no tienes que matar a tu perro, porque el nunca te abandonará, de la misma manera que los hijos no creen que su anciana madre sea fea.
Si eres omnívoro y estás horrorizado y disgustado por este festival, me gustaría centrar tu atención en una cosa: los animales son todos iguales, incluyéndonos a nosotros, sí, porque los humanos pertenecen al reino animalia, también nosotros somos animales, ¡de la especie más estúpida que pueda existir!
No hay diferencia entre un cerdo, un perro, un toro, un gato, un pollo o un mejillón (que también se hierven vivos, pero sus gritos son silenciosos).
La diferencia está solo en tu mente: ¡uno lo amas y el otro te lo comes!
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